Por Alejandro Duchini - Para LA GACETA - Buenos Aires
“Apuré mis Diarios íntimos para evitar posibles biografías infames. La idea no me gusta. Definitivo. Estadísticamente es casi imposible que alguien escriba una biografía que no resulte incompleta o blanda, o incómoda. Nadie me conoce como para escribir una bio justa y soberana, con los ingredientes que tiene que tener para ser sabrosa pero cierta Y completa. Es que es imposible. Ni siquiera yo recuerdo todo lo picante, interesante y profundo que jamás debería faltar en una biografía. Lo inevitable entonces sería: que me hagan sentir incómodo contando detalles superficiales, personales, íntimos o frívolos… y que se queden demasiado ‘cortos’ en una biografía light imperdonable”, me dice Andrés Calamaro al hablar de Paracaídas y Vueltas (Planeta), su libro de memorias publicado durante el último invierno pero esperado desde hacía tiempo. Se trata de uno de los trabajos más fuertes que presentó la industria editorial en 2015 en materia de rock nacional.
En este período, la oferta fue tan variada como interesante. A un año de su muerte, Gustavo Cerati tuvo su biografía. Lo mismo Luca Prodan y el legendario grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El emblemático Luis Alberto Spinetta fue protagonista de una reedición. El rock argentino en general fue recordado por sus 50 años con un monumental trabajo. La discoteca Cemento no se quedó afuera de esta tendencia.
Luca Prodan
Cuando la historia de alguien es sumatoria de varios testimonios, se pueden cubrir detalles que de otra manera sería imposible. En este sentido trabajó el periodista mendocino Oscar Jalil, autor del gran libro Luca Prodan - Libertad Divino Tesoro, publicado por Planeta a mediados de 2015. Amigos y conocidos del líder de Sumo son entrevistados para armar un rompecabezas que cierra perfecto.
Casi 80 testimonios. Alfredo Rosso, su hermano Andrea Prodan, Katja Alemann y Daniel Melero, entre ellos. “Desde el vamos intenté que la biografía se alejara del bronce y que tampoco cayera en la idea devaluada que, por ejemplo, mostró la película Luca vive. A la mayoría de los entrevistados que ofrecen sus testimonios, Luca les cambió la vida y los marcó para siempre. Esas cosas lo vuelven enorme en torno a su dimensión. Obviamente, también, con todas sus contradicciones. Un tipo que no podía estar solo, que pedía afecto todo el tiempo, que sufría el desarraigo, algo muy triste, que ya desde chiquito le pedía a los padres que lo saquen del colegio escocés al cual lo habían mandado. También me sorprendió la relación que tenía con las mujeres: ellas son las que mejor lo definen, en cuanto a su sensibilidad”, me explica Jalil.
“Conocía a Andrea Prodan, hermano menor de Luca, y también había trabajado para un especial de Luca que lanzó Rolling Stone por fuera de la edición habitual cuando se cumplieron 15 años de su muerte. Eso me permitió plantear la idea de escribir este libro”, cuenta respecto de cómo surgió esta biografía.
Cuando le pregunto por qué cree que interesa la figura del músico fallecido el 22 de diciembre de 1987 contesta: “El paso del tiempo agiganta muchas historias de la década del 80, que sintetiza un momento único: el final de la dictadura, el regreso de la democracia y el reconocimiento del rock como un sonido que puede explicar una época de cambios. Dentro de esas coordenadas, Luca Prodan es uno de los principales animadores: hasta su llegada, el rock argentino sufría las consecuencias de vivir en dictadura con toda la carga de represión y miedo que eso implicaba. Todo lo que provocó el punk rock dentro del mundo del rock acá casi ni se conoció. Luca no sólo trajo información de primera mano -en Londres había visto desde Frank Zappa hasta los Sex Pistols-, también propuso desinhibición, mucha libertad creativa y dejar de lado un rock tan acartonado y más pendiente del jazz-rock y el rock progresivo que de las nuevas tendencias”.
“Es cierto que Virus, Soda Stereo, Los Abuelos, Los Violadores y Los Twist también representaban un cambio, pero Sumo siempre fue más salvaje y directo a la hora de presentarse en vivo y ni que hablar en sus discos, en los que mezclaba reggae, dark-rock y funk. Además, Sumo tenía un frontman pelado en tiempos en donde el pelo era un signo de virilidad e identidad rockera. Luca solía decirle a Germán Daffunchio: ‘acá hace falta más locura’, y algo de todo eso volvió grande e inolvidable al legado de Sumo”, agrega.
Cerati y los Redondos
En coincidencia con el primer aniversario de su muerte (4 de septiembre de 2014), Sudamericana publicó Cerati - La biografía, del periodista Juan Morris. Esperada, provocó un gran revuelo. Sobre todo porque la apertura es contundente. Describe con detalles cómo fue aquella noche del ACV. Desde ahí detalla su vida. Apela a testimonios de amigos, colegas y de su madre, Lilian Clarke. Es infaltable el éxito de Soda Stereo, traducido en monumentales giras que le cambiaron la vida.
Otro libro muy esperado fue Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota - Fuimos reyes (Planeta), escrito por Mariano del Mazo y Pablo Perantuono. Si se tiene en cuenta que se habla de una banda legendaria de nuestro rock, no está de más destacar una reflexión del músico Willy Crook en este trabajo: “La leyenda se puede magnificar o menoscabar, en cualquier caso se puede manipular, y siempre, inevitablemente cobra una popularidad y un respeto que la realidad jamás sueña. Una repercusión que la realidad no va a tener. Además, la realidad tiende a esconderse en los libros y ahí no la busca nadie. Creo que ellos lo único que manipularon fue ser dueños de su ausencia. Uno es esclavo de sus palabras y soberano de su silencio. En ese aspecto manejaron el silencio y dejaron que la bola corriera sola”.
Spinetta
Publicado en 2013 y reeditado recientemente, Una vida hermosa - Luis Alberto Spinetta (Editorial Atlántida) es otro gran trabajo que bien vale leer. Su autor, el reconocido periodista especializado en rock Miguel Grinberg, puso más que palabras para hacerlo. “Sucede que mi amistad personal con Luis, que no fue secreta, me habilita para realizar un encuadre poético y hasta político de su paso por la vida. Salen libros biográficos o discográficos todo el tiempo. Me propuse un retrato existencial, un viaje por su lírica: poemas, no letras de canciones; y por su épica generacional. Ha sido mucho más que un músico popular... ha sido un artista visionario de proyección profética. Allí he batido mi parche sobre su vida hermosa, desde mi sensibilidad poética”, me cuenta.
“El título surgió durante una entrevista que le hice a fines de 1976 en la cocina de su casa, mientras su mujer nos preparaba unos sándwiches y el bebé Dante dormía en su cuna. Sobre el final del largo diálogo, que fue transcripto en mi libro Cómo vino la mano, Luis sostuvo que para crear una obra hermosa es preciso vivir una vida hermosa. Y así lo hizo. Rechazó las tentaciones del mundo idólatra, construyó una familia amorosa, y compuso un caudal intenso de armonías ponderables. Asimismo, definió ideológicamente a nuestro rock en su manifiesto Rock música dura, la suicidada por la sociedad, redactado para el lanzamiento del disco Artaud, que co-produjimos en el teatro Astral”, recuerda luego.
Al preguntarle por qué cree que se dio esta sistemática publicación de libros vinculados al rock nacional durante 2015 responde: “Seguirán saliendo porque hay una nueva generación ávida de conocer detalles sobre 50 años del pasado rockero, en especial el período fundacional, y las figuras legendarias. Al mismo tiempo, hay nuevos editores centrados en esta temática, y sectores sobre música en las librerías, que antes no existían. El rock forma parte de una cultura generacional y hay mucho para narrar sobre su medio siglo de historia en nuestro país”.
Monumental rock
50 años de rock en Argentina (Sudamericana), de Marcelo Fernández Bitar, es un libro tremendo que fue publicado por primera vez a mediados de los 80 y que ahora tiene su edición definitiva. Por su estructura, es un lujo. 533 páginas imperdibles para los admiradores del rock nacional. Tapa blanca. Tiene un prólogo de Spinetta escrito en 1986 y ahora suma el de Adrián Dárgelos. Las fotos corresponden a Nora Lezano. Hay un índice discográfico que va de 1964 a 2014. Se completa con imágenes de tapas de discos y de los propios músicos. Información pura. Una joya.
“Actualizar y reescribir mi viejo libro de 1986 era una asignatura pendiente. Hubo dos reediciones en 1993 y 1997, pero por entonces el editor no me permitió reescribir nada, sino simplemente agregar los capítulos que faltaban para completar la recorrida cronológica. En esta oportunidad, en cambio, pude darme el gusto y tomarme el trabajo de reescribir, actualizar e intercalar a lo largo del texto una serie de declaraciones acumuladas en estos años. Revisé mi archivo de notas publicadas en diarios y revistas de rock, y fui tomando textuales de decenas de músicos. Además, le pedí un prólogo a Adrián Dárgelos para sumar al que había hecho Spinetta en 1986. Y Nora lezano aportó 32 fotos de su archivo tan increíble”, lo presenta el autor.
Después dice: “El desafío fue reunir una cantidad enorme de información y ponerla en páginas con una lectura que sea amena, interesante y nada enciclopédica. Voy narrando qué ocurrió en cada año (cada capítulo es un año, de 1964 a 2014), intercalando declaraciones, letras de canciones y un final con discografía completa”.
Cuando le pregunto qué sorprenderá a los lectores de 50 años de rock en Argentina me contesta: “La inmensa variedad de hechos artísticos que ocurrieron en cada año, además de la puesta en contexto, donde quedan en claro las adversidades y resistencias que tuvieron que sortear los protagonistas de estos 50 años de música, entusiasmo, pasión y mística”.
“Con el paso de las décadas, hay un público ávido de leer libros con biografías o ensayos sobre el rock local. Recuerdo que a principios de los 80 no había prácticamente nada publicado, y generaba desazón ver tantos discos en las disquerías y tan pocos libros en las librerías. Ahora hay una enorme variedad y es cierto que viene apareciendo casi uno nuevo cada mes”, compara.
Algo más
Miguel Grinberg también incursionó en la publicación de libros en 2015 con Un mar de metales hirvientes (Gourmet musical), donde cuenta cómo era hacer música entre los años 1975 y 1980 en un país sumergido en la dictadura militar. Serú Giran, Raúl Porchetto, de nuevo Spinetta y León Gieco son algunos de los que aparecen mencionados en sus crónicas periodísticas de entonces.
Original en su temática, Cemento - el semillero del rock (Gourmet musical), de Nicolás Igarzábal, rememora de manera perfecta lo que se vivió en ese local emblemático desde 1984 a 1985. Recuerda a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Los Violadores, la banda noventosa de Andrés Calamaro Los Rodríguez, Las Pelotas, Divididos, Todos tus muertos y muchas otras inolvidables. Con fotos de los anuncios de recitales de esos años y declaraciones de sus protagonistas, es otro libro infaltable para quienes quieran saber más de esos tiempos, muy distintos a los de hoy respecto de cómo se vivían los shows. Su índice onomástico es otra herramienta que lo enaltece.
De afuera
Un párrafo aparte merece Billie Holiday -Lady Sings The Blues (Tusquets), unas memorias imperdibles sobre la mítica cantante de jazz fallecida en 1959. Es un libro de pocas páginas (228) que permite no sólo conocer a esa mujer que de la pobreza más extrema pasó a acaparar los escenarios más importantes. También invita a la buena lectura. Sumergirse en su mundo es maravilloso por cómo se lo cuenta y por lo que se cuenta. Va desde un intento de violación a sus diez años hasta las drogas y los fracasos amorosos. Es un fresco no sólo de su vida, sino de una época. No se lo pierdan.
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Alejandro Duchini - Periodista de la revista El Gráfico y director del sitio Libros y Pelotas (www.librosypelotas.com.ar).